Domingo 6° Tiempo durante el año. Ciclo C. Domingo 13 de Febrero de 2022

Domingo 6° Tiempo durante el año. Ciclo C. Domingo 13 de Febrero de 2022

Jer 17, 5-8:                            “Maldito el que confía en el hombre. Bendito el que confía en el Señor”

1° Cor 15, 12. 16-20             “Si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil”

Lc 6, 12-13. 17. 20-26          “Felices ustedes los pobres. Ay de ustedes los ricos”

Evangelio:

Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón. Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo:
¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo!. ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»

Palabra del Señor.

Comentario

Los que confían el Señor

Así comienza la primera lectura del profeta Jeremías, que experimenta en su vida y en la de los demás la precariedad de la vida y la fugacidad de la carne mortal, cuando se apoya en sus propias fuerzas frágiles y humanas, a espaldas de Dios, construyendo la historia de manera infecunda, habitando en la aridez del desierto: “Es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad…su corazón se aparta del Señor” En cambio es bendito el hombre que confía en el Señor y en Él tiene puesta su confianza, dará fruto y su vida será fecunda.

De la misma manera se hace eco el Salmo 1: “Feliz el que pone su confianza en el Señor”

Cuanta infelicidad hay en este mundo, cuantas malas elecciones, cuantas tristezas, cuantas desilusiones, cuantos vacíos existenciales, cuantas muertes. Cuando no se encuentra el camino de la fe, cuando no se busca al Señor en su Iglesia, cuando no se toca fondo, no se da el don de conversión verdadera tan querida y deseada por el Señor para sus hijos que quiere su salvación y liberación.

 

El Señor tiene el poder de resucitar no solo a los muertos, como lo hizo en su vida mortal, sino de resucitar a los vivos, que están muertos por el pecado, cuando se abren a su gracia o charlan con un sacerdote, un acompañante espiritual o acuden a la confesión. Lo dice la muy bien la segunda lectura. “Si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil”. Esta es la centralidad de nuestra fe a la cual adherimos en el Credo y es garantía de inmortalidad. Dice San Pablo: “Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos”. Él vive entre nosotros. Así lo comenta el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Postsinodal Cristus Vivit: “Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que El toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo! (C.V. N° 1).

Jesús se retiró a orar

Jesús, como verdadero hombre también oraba a su Padre del Cielo, especialmente en momentos cruciales de su vida. Como aparece en este pasaje de San Lucas, se retiró a una montaña, lugar de encuentro, silencio, soledad, distancia de la muchedumbre y espacio de dialogo, para elegir a los que serán los doce apóstoles. No fue una oración breve, sino que pasó toda la noche en oración con Dios. Fue como un intenso retiro espiritual. Esto es una elección que marcará el destino de los discípulos directos del Señor. También nosotros para decisiones importantes no tenemos que apresurarnos y pasarla por el tamiz de la súplica, la consulta y la decisión de una acertada elección. Los apóstoles serán el fundamento y la base de la futura Iglesia Católica.

Las nuevas bienaventuranzas

Jesús comienza un discurso más breve que el de las ocho bienaventuranzas que trae San Mateo. Es una enseñanza paradojal que recuerda como en la primera lectura, la dicha del hombre que confía en el Señor, la felicidad, la plenitud y el gozo en el Señor. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica:

1716 Las bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús. Con ellas Jesús recoge las promesas hechas al pueblo elegido desde Abraham; pero las perfecciona ordenándolas no sólo a la posesión de una tierra, sino al Reino de los cielos:

1717 Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana; son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a los discípulos las bendiciones y las recompensas ya incoadas; quedan inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los santos.

1718 Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad. Este deseo es de origen divino: Dios lo ha puesto en el corazón del hombre a fin de atraerlo hacia Él, el único que lo puede satisfacer.

El Papa Francisco hizo una sencilla catequesis sobre las Bienaventuranzas durante el año 2020. Nos decía: “las Bienaventuranzas son la carta de identidad del cristiano porque describen el rostro y el estilo de la vida de Jesús. Cada uno está compuesta de tres partes: se inicia con la palabra Felices, sigue con la situación en que estos se encuentran y termina con el motivo por el cual serán felices, introducido por la conjunción porque…”

Jesús habla de la felicidad de la pobreza, del llanto, del hambre, y del odio, realidades que hay que entender, contrario al afán desordenado de las riquezas mal habidas, de la frivolidad y placeres mundanos y eróticos, ante el llanto de la gente que padece miseria, y del espíritu de consumismo, derroche, lujo, escándalo de ostentación de alimentos que se tiran y descartan, ante el hambre de soledad, amor, escucha, y dolor de tantos hermanos. El odio, el resentimiento, la bronca injustificada, hacen que anidan esos sentimientos si no se purifican y no se alejan y se confiesan. Por eso esta gracia de las Bienaventuranzas son un beneficio espiritual, una tarea, un don, que junto con los mandamientos y el juicio final son como el trípode donde se asienta nuestra fe que enseña la Palabra, transmite la tradición, registra el Magisterio de la Iglesia y se hacen ecos los buenos pastores

No perdamos nunca la Esperanza. Jesús está detrás de cada bienaventuranza que con su amor alcanzaremos en el cielo donde disfrutan tantos lo santos

Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario