Isabel Flores de Oliva nace el 20 de abril de 1586 en Lima, Perú. Familiarmente llamada Rosa, en honor a su belleza. Es confirmada bajo este nombre, con el cual sería reconocida en la historia de su santidad.
Desde muy pequeña demuestra un gran inclinación hacía la vida religiosa y a los 20 años, después de haber dado pruebas de sus deseos de desprendimiento de placeres y consagración a Dios, ingresó en la Tercera Orden de Santo Domingo, sin llegar a ser religiosa, viste su hábito, e inspirada en la vida de Santa Catalina de Siena, a quien toma como modelo de Amor a Cristo y de servicio al prójimo.

El inmenso amor que Rosa sentía por Dios se hacía obra con sus semejantes. Visitaba a los enfermos y menesterosos para ofrecerles asistencia y consuelo.

Cultivaba en el jardín de su casa, plantas con hermosas flores; allí, hizo construir un habitación pequeña donde vivía, admirando la naturaleza y alabando a Dios a través de la oración contemplativa.
Muere en Lima, a los 31 años, el 24 de agosto de 1617. En 1632 se inicia el proceso de beatificación y en 1668 el Papa Clemente IX la declara Beata.

En 1669 se la proclama Patrona del Perú. Fue canonizada (nombrada Santa) el 12 de abril de 1671 por el Papa Clementes y nombrada Patrona de América, Filipinas e Indias por ser la primera Santa del nuevo Continente.
Y es también Patrona de nuestra Parroquia.

Su Fiesta se celebra todos los 30 de agosto.

 

«Todos han de saber que la gracia viene después de la tribulación. Todos han de saber que sin el peso de los sufrimientos no se llega a las alturas de la gracia. Han de comprender que al aumentar el esfuerzo aumentan también los dones de la gracia. No deben engañarse en ese punto. El camino del cielo pasa por la cruz»

Santa Rosa de Lima (1586-1617)

 

Oración a Santa Rosa de Lima

Gloriosa Santa Rosa de Lima, tú que supiste lo que es amar a Jesús con un corazón tan fino y generoso. Que despreciaste las vanidades del mundo para abrazarte a su cruz desde tu más tierna infancia. Que profesaste una gran ternura y dedicación a los más desvalidos sirviéndolos como al mismo Jesús. Que amaste con filial devoción a la Virgen María. Enséñanos tus grandes virtudes para que, siguiendo tu ejemplo, podamos gozar de tu protección y de tu compañía en el cielo. Amén