Domingo 26º Tiempo durante el año. Ciclo B. domingo 29 de septiembre de 2024

Nm 11, 16-17a. 24-29.  “¿Acaso estás celoso de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas!”

Sgto. 5, 1-6.                       “Ustedes han amontonado riquezas”

Mc 9, 38-43. 45. 47-48.      “El que no está contra nosotros está con nosotros”

Evangelio

  Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros».
    Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
    Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
    Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
    Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno.
    Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga». 
 
 Comentario

Es Espíritu Sectario

            Este último domingo de septiembre es el domingo bíblico Nacional, en honor al gran sacerdote, San Jerónimo, patrono de los estudios bíblicos y traductor de la biblia al latín, conocida como Vulgata, adaptada al pueblo. Su famosa frase es todo un programa de vida: “desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo”. El regreso o retorno a la lectura, meditación y oración de Sagrada Escritura es fuente de inspiración y acción para todos.

            Entrando en los textos de este domingo, la primera lectura no da una pauta del tema: la apertura de corazón para recibir la inspiración del Espíritu. Moisés reúne a los 70 ancianos, para que lo ayuden a gobernar a su pueblo y reciben el Espíritu, que se posa sobre ellos, como un anticipo del futuro Pentecostés Cristiano. Dos hombres, Eldad y Medad no estaban alrededor de la carpa del Encuentro, pero también recibieron el Espíritu de Dios, para comenzar a hablar en éxtasis. La reacción de Josué, sucesor de Moisés, encerraba un falso celo; al decirle al patriarca que no le permita participar. La respuesta fue clara y contundente: ¿Acaso estás celoso a causa de mí?

            Vemos que el Espíritu de Dios, no tiene fronteras y sopla donde quiere, como espíritu de unidad. Josué manifestó al igual que Juan en el evangelio, cuando le dice a Jesús que trataron de impedir a uno que expulsaba demonios, la estrechez de corazón, un celo mal entendido, como cerrazón contra el otro y no como preocupación por el otro. Se trata de incluir, no de excluir, de sumar no de restar, de invitar no de expulsar. Este celo sectario y egoísta, se puede extender también a dinero, donde la ambición excluye a los pobres de la generosidad de los ricos que, en vez de dar, acumulan. Dice la carta de Santiago, palabras condenatorias:

“¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final! Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo”.

            Esta es una realidad social también de nuestro tiempo, que el catecismo llama un pecado que clama al cielo, por la terrible injusticia contra los pobres.

            El egoísmo o celo sectario, es como una flor cerrada que no alcanza a derramar su cálido aroma, porque se marchita. La generosidad es como una flor abierta que da todo de sí. En la Iglesia, parroquias, comunidades o instituciones, se puede dar con mucha facilidad, este espíritu sectario, que no permite que otros con recta intención y deseos de participar, aportar, compartir, crecer, puedan entrar en la comunidad, y así se le cierren las puertas, por un falso celo, que cree monopolizar el bien y toda la actividad en uno mismo. Esta celotipia, hace mucho daño a las comunidades. Por eso dirá Jesús: el que no está contra nosotros, está con nosotros

El escándalo

            El escándalo es un obstáculo en el camino, un antitestimonio que impide entrar en la comunidad o hace caer a otros en el pecado. Por eso dice el Señor que más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de moler. Aclara Jesús, que si tú ojo, tu pie o tu mano es ocasión de pecado, o motivo de escándalo, córtalo, niégate, renuncia, porque es preferible perder un miembro y no que todo tu cuerpo vaya al infierno. Es oportuno leer lo que dice le Catecismo de la Iglesia Católica al respecto, en los números 2284 al 2287 para aclarar este importante tema y revisar nuestra conducta cotidiana:

2284. El escándalo es la actitud o el comportamiento que induce a otro a hacer el mal. El que escandaliza se convierte en tentador de su prójimo. Atenta contra la virtud y el derecho; puede ocasionar a su hermano la muerte espiritual. El escándalo constituye una falta grave si, por acción u omisión, arrastra deliberadamente a otro a una falta grave.

2285. El escándalo adquiere una gravedad particular según la autoridad de quienes lo causan o la debilidad de quienes lo padecen. Inspiró a nuestro Señor esta maldición: “Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar” (Mt 18, 6; cf. 1 Co 8, 10-13). El escándalo es grave cuando es causado por quienes, por naturaleza o por función, están obligados a enseñar y educar a otros. Jesús, en efecto, lo reprocha a los escribas y fariseos: los compara a lobos disfrazados de corderos (cf. Mt 7, 15).

2286. El escándalo puede ser provocado por la ley o por las instituciones, por la moda o por la opinión.

Así se hacen culpables de escándalo quienes instituyen leyes o estructuras sociales que llevan a la degradación de las costumbres y a la corrupción de la vida religiosa, o a “condiciones sociales que, voluntaria o involuntariamente, hacen ardua y prácticamente imposible una conducta cristiana conforme a los mandamientos del Sumo legislador” (Pío XII, Mensaje radiofónico, 1 junio 1941). Lo mismo ha de decirse de los empresarios que imponen procedimientos que incitan al fraude, de los educadores que “exasperan” a sus alumnos (cf. Ef 6, 4; Col 3, 21), o de los que, manipulando la opinión pública, la desvían de los valores morales.

2287. El que usa los poderes de que dispone en condiciones que arrastren a hacer el mal se hace culpable de escándalo y responsable del mal que directa o indirectamente ha favorecido. “Es imposible que no vengan escándalos; pero ¡ay de aquel por quien vienen!” (Lc 17, 1).

Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario