3º Domingo de Adviento. Domingo Gaudete. Ciclo C. Domingo 12 de Diciembre de 2021
Sof 3,14-17 «El Señor está en medio de ti»
Fil 4,4-7 «Alégrense siempre en el Señor»
Lc 3,10-18 «Él los bautizará en Espíritu Santo y en el fuego»
Evangelio
10 La gente le preguntaba: «¿Qué debemos hacer entonces?». 11 Él les respondía: «El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto». 12 Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: «Maestro, ¿Qué debemos hacer?». 13 Él les respondió: «No exijan más de lo estipulado». 14 A su vez, unos soldados le preguntaron: «Y nosotros, ¿Qué debemos hacer?». Juan les respondió: «No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo». 15 Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, 16 él tomó la palabra y les dijo a todos: «Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. 17 Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible». 18 Y por medio de muchas otras exhortaciones anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
Comentario
¿Qué debemos hacer?
Al ver y escuchar, impactados por la personalidad de Juan el Bautista, distintas clases de grupos y personas preguntan ¿Qué debemos hacer? Y el profeta, responde a cada uno lo que necesita, pero a todos le exige el camino de la conversión. Es una fuerte invitación a vivir una conducta moral, un comportamiento responsable, basado en la generosidad, la justicia y los deberes civiles
A la gente le pide generosidad, y obras de misericordia: “de una al que no tiene, y el que tenga que comer haga otro tanto”. Las preguntas que nos deja ahora este evangelio son ¿Qué estamos haciendo nosotros? ¿Cómo es nuestra limosna? ¿De que nos podemos desprender?
A los publicanos, los recaudadores de impuestos, les pide justicia y solidaridad. “No exijan más de lo estipulado”. No abusar económicamente del hermano, no ser corrupto, ni usurero, ni estafador ni codicioso. Exigir lo que corresponde de acuerdo a la justicia. Las preguntas que nos deja ahora este pasaje a nosotros son: ¿Cómo estamos viviendo los deberes de justicia social con los empleados, los colegas, los vecinos? ¿Qué estoy exigiendo demás? ¿Cómo es mi trato con el prójimo?
A los soldados, les pide conducta civil, ética patriótica: “no extorsionen a nadie” La responsabilidad de las armas y la autoridad del cargo, no les da derechos al maltrato y los abusos de violencia con las personas. Este versículo nos invita a preguntarnos: ¿estamos cumpliendo nuestros deberes y compromisos laborales, con puntualidad, con esfuerzo, con sentido profesional? ¿Nos dejamos llevar por los falsos comentarios, los chismes y las criticas destructivas contra los hermanos?
¿Qué debemos hacer? Es una de las preguntas en este adviento. Primero revisar, con un buen examen de conciencia nuestra vida, con sinceridad, arrepentimiento y propósito de mejorar, invocando la ayuda de Dios y acercándonos al sacramento de la confesión, para renovar nuestra vida espiritual. Segundo reparar, si fuera necesario, esas faltas de justicia y caridad que pueden aparecer en la película de nuestra vida.
¿Qué no debemos hacer? Es la otra parte de la pregunta. La historia es maestra de la vida y nos enseña a ver nuestros errores y pecados. Por supuesto no hacer el mal.
Una vez leí esta frase, que se puede aplicar también hoy, a todo nivel, especialmente a nuestro querido país: Si estamos haciendo lo que estamos haciendo, vamos a conseguir lo que estamos consiguiendo
Una frase del San Alberto Hurtado, sacerdote Jesuita Chileno, puede iluminar: «Esta bien no hacer el mal, pero esta mal no hacer el bien»
El los bautizará
Juan, el Bautista, es el precursor, el que prepara el camino al Señor. Pero no es el camino, ni es la Palabra, ni es el Mesías. Es un simple servidor, un profeta, un grito en el desierto. Confiesa sin nombrar esta virtud, su propia humildad ante Jesús. “No soy digno”. Juan bautizaba con un bautismo de penitencia, de conversión, para que puedan confesar sus pecados. Pero el que iba a venir, Jesús, es que iba a quitar el pecado del mundo, el que verdaderamente inaugurara el bautismo del espíritu santo y del fuego.
Este será el primer sacramento en el tiempo de la Nueva Alianza, que sellará el Señor, muriendo en la cruz, por nosotros y por nuestra salvación.
Hoy, ante tanta ignorancia religiosa, se trata también, de evangelizar a los bautizados, hombres, mujeres de todas las edades que han perdido el sentido del pecado y están desorientados en la vida, sumergidos en un mundo materialista, hedonista e individualista.
Renovar la gracia del bautismo, y recuperar la blancura del alma, digna de los hijos de Dios en el mundo. Es la tarea, el desafío, la urgencia, la prioridad.
Grita de alegría
Este tercer domingo de adviento, es conocido como domingo Gaudete, debido a la primera palabra de la antífona de entrada de la misa (Filipenses 4,4: Ver también la segunda lectura) que dice: Gaudete in Domino Semper; alégrense siempre en el Señor.
El motivo de la alegría es que el Señor viene a nosotros. Por eso el grito del profeta Sofonías de la primera lectura: Grita de alegría, hija de Sion… alégrate y regocíjate de todo corazón.
El sacerdote puede usar, para expresar el sentido de este domingo, ornamento rosado. Es como un pequeño recreo espiritual, para retomar fuerza y continuar la marcha o el viaje interior hacia la navidad
Dice San Josemaría Escrivá de Balaguer: «La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre». (Camino 657). Siguiendo al mismo autor, nos dice: «La alegría…es sobrenatural, que procede de abandonar todo y abandonarte en los brazos amorosos de nuestro Padre Dios». (Camino 659)
Si en nuestro ambiente hay muchas caras tristes, desoladas y afligidas, estamos llamados a ser sembradores de paz y alegría. Una sonrisa puede ser la mejor mortificación.
Una frase hermosa que puede dibujar este tema: No olvides, que si el Señor nos manda una alegría, es porque nos quiere, y si nos manda alguna pena, es para probar que le queremos. (San Josemaría)
Saber distinguir entre la alegría forzada, y la alegría esforzada. Posiblemente este sea a veces nuestro camino
Tenemos motivos para esta alegría interior, por la gracia de Dios, para agradecer tantas cosas. Alegrarse con el otro, (no del otro, que sería ironía) es un medio apostólico. Hasta una sonrisa, un muestra de buen humor, un chiste sano, puede levantar un poquito el alma a un enfermos, doliente o decaído.
En este tiempo de Adviento, en este Domingo, día del Señor, día de alegría, y liberación del trabajo, encomendemos nuestro vida espiritual a María, causa de nuestra alegría, para que con San Juan Bautista, preparen nuestro corazón para celebrar esta Navidad
Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario