Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Ciclo C. 8 de Diciembre de 2021

Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Ciclo C. 8 de Diciembre de 2021

Gn 3, 9-15. 20                 «Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo»

Ef 1, 3-6. 11-12               «Dios nos ha elegido en Cristo, antes de la Creación del mundo»

Lc 1, 26-38                     «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo»

Evangelio

26 En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. 28 El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». 29 Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. 30 Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. 31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; 32 él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». 34 María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». 35 El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. 36 También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, 37 porque no hay nada imposible para Dios». 38 María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó.

Comentario

La sorpresa de Dios

En este maravilloso relato de San Lucas, el único que trae este suceso, fue confiado por María al evangelista. Dios, a través del Ángel Gabriel, sorprende a la Virgen en oración, irrumpe inesperadamente en su casa, pero también en su vida.

Es el tiempo de Dios, la plenitud de los tiempos, como lo llama San Pablo, en la carta a los Gálatas, que marca una nueva etapa en la historia de la Salvación.

Es la visita de Dios a su hija, de un modo único, al estilo divino. Eligio el camino de la humildad, de la pequeñez. Todo se desarrolla en la intimidad y la soledad de una casa, con una joven de Nazaret., comprometida con José, y el nombre de la virgen, era María

La sorpresa de Dios, es que María, tenía un regalo, un privilegio, concedido libremente, gratuitamente y extraordinariamente, por aquel que hace maravillas, y como dice el relato, para quien no hay nada imposible. Es que María, fue concebida en el vientre materno de su madre Santa Ana, sin el pecado original, libre del pecado, en previsión de su elección como Madre del Santo de los Santos. Decía el beato Duns Scotto: “Dios podía, convenía hacerlo, luego lo hizo” . Potuit, Decuit, Fecit. Y este misterio de gozo, llena a todas la generaciones de alegría, gratitud y asombro, porque la mano de Dios, pensando en la salvación de la humanidad, se poso sobre una Virgen, que por obra del Espíritu Santo, iba a ser madre, sin dejar de ser Virgen

Algunos artistas han representado esta escena, viendo a la Virgen, en actitud orante, posiblemente repasando textos de la escritura. Hoy también Dios nos habla a nosotros en el silencio de la oración, si tenemos ese oído atento. Es importante hablar con Dios en la oración, pero más todavía es escuchar lo que me quiere decir. Muchas decisiones importantes en la vida han pasado por el tamiz de la oración solitaria, silenciosa y serena, donde Dios se comunica con nosotros, y actúa en nosotros.

La elegida de Dios

La elección, fue anunciada ya en el Antiguo Testamento, y  preparada en la inmediatez del tiempo por el Ángel. La larga espera, como un primer adviento  cumplido en María, abre la esperanza a todos los pueblos.

Tres momentos se pueden marcar en este párrafo de San Lucas, en la solemnidad de la Inmaculada: El anuncio, el diálogo y la respuesta.

El anuncio: María, por designio de Dios, es elegida entre todas las mujeres, y saludada, como primer mensaje, con la alegría del cielo. Alégrate. Hoy es importante que la Buena noticia de gracia y salvación, en contraposición con la mala noticia, del pecado, que recibe Dios en su corazón, se extienda como el ángel a muchas vidas desorientadas y confundidas. Por ser el mayor y fundamental anuncio, esta lleno de gozo para María, y para el mundo. Dios, respeta la libertad de sus creaturas, de sus hijos, y golpea la puerta de la vida de la Virgen, pidiendo antes permiso para entrar y esperando su consentimiento, su Fiat o hágase, su Si.

El dialogo: Sorprendida por estas palabras, el autor sagrado utiliza la frase: “al oír estas palabras, ella quedo desconcertada, y se preguntaba”. Era más importante oír al Ángel que ver al Ángel. Este especial saludo; llena de gracia, sugiere, que este es el nuevo nombre de María, llena de gracia, plena, colmada, porque Dios la ha favorecido con este don particularísimo y anunciándole que el Señor esta contigo, ahora y siempre. Las preguntas de María buscan aclarar el misterio, y su realización, escuchando que todos las promesas anunciadas por el Ángel, necesitan una respuesta, para que el esperado de la naciones, el Mesías, el hijo del Altísimo, pueda estar entre nosotros.

La santísima trinidad, se hace presente en este pasaje, para que la concepción sea obra del Espíritu Santo, sin intervención de varón, porque no hay nada imposible para Dios, que ya había hecho concebir a una mujer mayor y estéril, Isabel, su parienta ¿por qué no podía hacerlo con una joven virgen? Por eso la tradición de la Iglesia y la devoción han formulado esa triple realidad de la Santa María, como Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo.

La respuesta: Yo soy la servidora, que se cumpla en mi lo que has dicho. Dios cambia los proyectos de María, por algo muchísimo superior, grande y maravilloso. Del si de María, depende el camino de esta historia. María, escucha, recibe y acepta el misterio Y el Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen. Si el Ángel entro en su casa, mucho mas admirable, es que Jesús entro en su seno purísimo. La Inmaculada Concepción, sin pecado concebida, iba a tener al INMACULADO, el que era igual que nosotros menos en el pecado, pero que iba a quitar el pecado del mundo, cargando antes con el pecado de la humanidad, para redimirnos y resucitando a una vida nueva, todo por nosotros y nuestra salvación, como reza el Credo. Y Jesús se quedó en la hostia Inmaculada

La Inmaculada

Sin el pecado original y sin la sombra del pecado, María es toda santa, toda hermosa, transparencia de Dios. Ella nos llama ahora a vivir sin pecado, o en gracia de Dios, como el tesoro más hermoso, con el alma blanca, limpia, unida a Dios. Otra cosa distinta es vivir del pecado, como algunos que viven como mercaderes de la muerte, del pecado de la prostitución, de la droga, y de los vicios. Pero esto sucede porque hoy se trata de vivir en pecado, sin importar salir de el. Dios nos espera, como el hijo prodigo, para volver a su casa, la iglesia y vivir con Dios y de Dios. Y esta es la cara de la buena noticia.

La Inmaculada nos anima a reafirmar que la vida comienza desde la concepción. Ahí ya esta Dios, infundiendo un alma inmortal y salvable. Por eso que terrible es caer en las manos de los que matan a los niños por nacer por el Aborto. Amar la vida humana, y amar la vida divina

La Inmaculada, nos invita  a lavar las manchas de la sociedad, que esta muy sucia de vicios y pecados, a purificar la intención, a purificar la memoria, a purificar la conciencia. Se trata de descontaminar el alma. Si se sacan las manchas de la ropa, ¿no podré también yo fijarme cuales son las manchas del alma que afean el espíritu, y que son posible lavar con el arrepentimiento, la confesión y el cambio de vida? Dios puede rehacer, como en el bautismo, un alma Inmaculada, y recuperar la fuerza de la fe, la esperanza y la caridad

El Beato Pío IX proclamo el dogma de la Inmaculada Concepción de María, el 8 de diciembre de 1854. Ya antes en 1830 Santa Catalina Labouré, recibió la aparición de la Virgen, quien le confió la tarea de difundir en todo el mundo la Medalla Milagrosa, con la inscripción: «Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti». En 1858 la Virgen se apareció en Lourdes a Santa Bernardita Soubirous diciendo: «Yo soy la Inmaculada Concepción». Es también un día  para muchos, donde recuerdan y pueden renovar su primera comunión. Blanco de alma como María, blanca el pan como la Eucaristía, blanca la ropa, como el bautismo. María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.

Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario