Navidad del Señor. Ciclo C. Viernes 24 de Diciembre de 2021. Misa de Nochebuena

Natividad del Señor. Ciclo C Viernes 24 de Diciembre del 2021. Misa de Nochebuena


Isaías 9, 2-4.6-7:                 
   «Un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado»

Tito 2, 11-14;                          «La gracia de Dios se ha manifestado para todos los hombres»

Lucas 2, 1-14                         «Hoy les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor»

Evangelio

2 1 En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. 2 Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. 3 Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. 4 José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, 5 para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. 6 Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; 7 y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. 8 En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. 9 De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, 10 pero el Ángel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: 11 Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 12 Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre«. 13 Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 14 «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!».

Comentario 

Apareció un decreto

            Cuando meditaba este pasaje, me sorprendió esta breve frase, que da sentido al desarrollo del texto de San Lucas. Es como el inicio de una serie de sucesos, que van a concluir en el histórico y teológico acontecimiento del nacimiento del niño Jesús, que es Dios con nosotros.

Lo primero que decimos, es que Dios va tejiendo los hechos, dentro de su providencia, cumpliendo las promesas anunciadas en las profecías del Antiguo Testamento sobre la Natividad del Señor, pero también superándolas.

El inesperado decreto del emperador Augusto, ordenando un censo para todo el mundo, el viaje de María y José, desde Nazaret a Belén, la búsqueda de un lugar para la proximidad del nacimiento, concluyen en la realidad del niño Dios en un pesebre.

Seguramente San José y la Virgen María, hubieran querido, porque así también lo buscaron, un lugar digno, para que naciera el niño, pero Dios, que guía sus pasos, va a desviar la historia hacia una gruta, un refugio de pastores, donde el prometido, el esperado, el anunciado, nacerá.

Podemos afirmar también que la Sagrada Familia fue censada, y registrada entre los habitantes del imperio romano, como matrimonio judío. Y no es un dato menor, porque ayuda a fijar la fecha  del nacimiento, donde Jesús, irrumpe en la historia de la humanidad y marcará un antes y un después en este mundo, como cuando decimos año 2021, después de Cristo. Pero también, quiere marcar un antes y un después en nuestros corazones, porque cuando un niño nace llega la alegría al hogar. Cuando un cristiano renace, por la gracia y por la fe, también llega la alegría al corazón, como un eco de la navidad de Jesús.

Cuando decimos nacer de nuevo, estamos diciendo, comenzar de nuevo, reiniciar la vida, arrancar otra vez, como estrenando el alma para la lucha, como ese niño recién nacido, que tiene ganas de vivir. Así también Navidad es como decir, tengas ganas, entusiasmo de vivir y de revivir.

Lo segundo que decimos, es que la fecha del 25 diciembre, o esa noche buena, esta registrada, y no podía ser de otra manera, en la memoria de la tradición de la Iglesia, aunque no este directamente fijada como texto en la sagrada escritura. Por los estudios de los expertos y la información de los pasajes bíblicos, se puede llegar a la misma conclusión. Por eso la Iglesia leyendo, con el Espíritu Santo, la voz de la Biblia, va a confirmar esta fecha como histórica.

Le llegó el tiempo de ser madre

«No había lugar para ellos en el albergue», dice San Lucas. Se puede entender esto, que no había un lugar adecuado, entre tanta gente, movimiento, y desorden previsible esa noche. Es por eso que llegaron a un refugio de pastores y animales, para que naciera el niño Dios. Pero también puede entenderse que no había lugar en los corazones de esa gente, no tanto espacio físico, sino espacio espiritual.

En esa noche, nacerá la luz, en ese lugar, nacerá el omnipresente, en ese frío del invierno, nacerá el calor divino de las almas, en ese día, nacerá el Señor del tiempo, en ese silencio, nacerá el grito de Dios, la palabra de Dios, en esa soledad nocturna, junto a María y José, nacerá el amigo incondicional de los corazones y en ese pueblo, nacerá el Dios de las naciones.

Y la Virgen, dio a luz, lo envolvió y lo acostó. Verbos y acciones rápidas que dan a entender que solo con José, y algunos animalitos cercanos, María, prodigiosamente será madre y sin dejar de ser Virgen, por obra de Dios, de ese nacimiento único y prodigioso.

Por nosotros y por nuestra salvación, se hizo hombre, reza el credo Niceno, que aclara mejor al credo de los apóstoles, que se reza en la misa, y sería conveniente hacerlo en las de nochebuena, aurora y del día, arrodillándonos como gesto de reconocimiento y adoración.

Dicen los filósofos que el bien es difusivo, que el bien tiende a expandirse. Así ocurre con el amor. Jesús no solo nace por amor a nosotros, sino porque es Amor, y por lo tanto quiere comunicarlo a todos, para que con su amor, podamos amarlo a El. Y si nos inspira ternura el ver, tocar, abrazar a un niño, algo similar ocurre cuando nos acerquemos al niño Jesús, en la procesión de la misa. La ternura de Dios, quiere hacerse ternura con nosotros. Y si es verdad que el abrazo sincero, es muestra de amistad y amor, también al ver al niñito en el pesebre, quiere Dios, darnos su abrazo. Nos esta diciendo, con sus brazos abiertos, a pesar de nuestros pecados, que nos quiere, que nos ama, que esta dispuesto a dar su reconciliación y su misericordia.

Una buena noticia

Es la que los Ángeles, anuncian a los pastores: una gran alegría, ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y corren ante esta sorpresa, de que a ellos, humildes, rudos y pobres pastores, se les comunique esta gran noticia. Porque es así, Dios ha elegido el camino de lo insignificante, lo que parece ilógico, lo humilde, para que nos arrimemos con confianza, a este niño, que se hace un Dios, cercano, pobre, pequeño, y nuestro.

Y si somos conscientes de esta alegría, pudiendo reconocer la ausencias de los que no están, han partido, o la distancia nos separa, también nosotros, queremos ser como esos pastores, ir al pesebre de la misa, donde, como dice la canción, donde cada día es navidad, porque cada día nace Dios, en el pesebre del altar, pequeño pero vivo y real en la Eucaristía. Tenemos que llevarnos esta pequeña o grande alegría, a nuestra alma y para los demás.

Este es el sentido de la navidad. Que podamos celebrarla cristianamente, junto al niño, contemplando  nuestro pesebre que armamos, o recibiendo en pesebre del corazón el don de la comunión, más importante que, el arbolito, u otros regalos. Que no falte un gesto fraterno, una oración, una bendición navideña, un saludo de paz, un mensaje de esperanza, un abrazo de hermanos, un reencuentro de familia y una súplica por los que no están. Y si somos pocos que podemos pensar, que en la Navidad de Jesús, fueron pocos los que lo visitaron, pero Dios estaba contento igual. Y lo estará con nosotros, Porque hoy es Jesús el que quiere ser de verdad nuestra alegría.

Feliz Navidad, Feliz nacimiento, Feliz Encuentro, Feliz Alegría. Los bendice:

Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario