Miércoles de Ceniza. 22/2/23

Miércoles de Cenizas, 22 de febrero de 2023. Inicio del Tiempo de Cuaresma

Jl   2, 12- 18            “Vuelvan a mi de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos”

2 Cor  5, 20-6, 2     “Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación”

Mt  6, 1-6. 16-18    “tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”

Evangelio

Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Comentario

Comienza la Cuaresma

            Con la celebración Eucarística de bendición e imposición de las cenizas, comienza un nuevo tiempo litúrgico en la Iglesia: La Cuaresma. Esta palabra significa cuarenta, y recuerda el tiempo que Jesús en el desierto, ayunó y rezó,  para prepararse con su propia cuaresma, al ministerio de su vida pública y al misterio de su Pascua, la muerte y la resurrección del Hijo de Dios. También recuerda como tiempo importante en la vida y augurio de un ciclo nuevo, los 40 días del diluvio, los 40 años de Israel en el desierto, los 40 días de oración de Moisés y Elías, los 40 días de conversión que anuncia Jonás al Pueblo de Nínive, y los 40 días de Jesús resucitado hasta su Ascensión a los cielos. El Papa Benedicto XVI, fallecido el 31 de diciembre de 2022, en el libro Jesús de Nazaret, recoge una interpretación de los Santos Padre. El numero 40 esta formado por el 4, que son los cuatro puntos cardinales, y por el 10, que son los mandamientos. Multiplicado forman la etapa de la historia de salvación. Por eso es un número y un tiempo de gracia y salvación.

Cerrada la primera parte del tiempo durante el año, para continuar, concluido el tiempo pascual, la segunda parte del ciclo litúrgico, la Iglesia hace resonar hoy su voz para que podamos disponernos a este tiempo fuerte de conversión, penitencia y gracia.

Las cenizas son el elemento propio de este día, que se obtienen de quemar los ramos de olivos bendecidos el año pasado en el domingo de Ramos. Esos ramos fueron la manifestación del Pueblo, cuando Jesús, entra a la ciudad santa de Jerusalén, como signo de alegría y triunfo. Y ahora han sido quemados para mostrar la precariedad de la vida, la temporalidad y mortandad de la existencia. Así como el fuego convirtió en cenizas los olivos, también el fuego del Espíritu Santo, quiere convertir en cenizas nuestros pecados.

Las cenizas en el antiguo testamento eran un signo de humildad, de penitencia, de oración, como indican muchos textos (Cf. Jonás 3, 6; Gn 18, 27) y también de resurrección, ya que Jesús resucitado, dará vida a los huesos y cenizas de los muertos, cuando el vuelva al final de los tiempos. Estas cenizas bendecidas en la misa, después de la homilía, serán puesta en nuestras cabezas para recordar lo que somos y a lo que estamos llamados a ser, con las dos formulas que puede pronunciar el sacerdote: “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” “Conviértete y cree en el evangelio” (Cf. Gn 3,19; Mc 1, 15)

Este día esta marcado por el ayuno, que compromete en conciencia a las personas que tengan 18 años hasta los 59 años inclusive, y por la abstinencia de carne, desde los 14 años, sin límite de edad, mientras la salud se lo permita. El criterio y sentido de este día es pasar realmente hambre.

Este miércoles de ceniza, recuerda también a los penitentes que comenzaban su tiempo de austera conversión, para obtener el perdón de sus pecados en la celebración del jueves santo con la absolución de sus faltas, y a los catecúmenos, jóvenes y adultos que se preparaban al bautismo, luego de un proceso extenso de catequesis y renuncias, en la celebración de la vigilia pascual, donde renovaremos el bautismo..

Por eso la liturgia de la misa presenta también sus signos de austeridad. El color propio de la cuaresma es el morado o lila, signo de penitencia, se suprime la aclamación del aleluya, el rezo del gloria, las flores en el altar, y el canto propio de este tiempo es meditativo, acompañado por el silencio de la asamblea o la suavidad de los acordes del órgano.

La practica de la limosna, la oración y el ayuno

            Estas prácticas eran conocidas y vividas por el pueblo de Israel, pero la tentación y el pecado, estaban en que siendo obras de por sí buenas y beneficiosas, se convertían en malas, por ostentación, vanidad y deseo de protagonismo. No eran hechas para Dios sino para el reconocimiento de los hombres, buscando la recompensa o el aplauso de la gente. Por lo tanto estaban viciadas por falta de rectitud de intención, y de sutil soberbia. Es lo que denuncia Jesús a los discípulos, en el texto del evangelio. Tres veces habla de que no sean como los hipócritas, o falsos, que buscan ser vistos, honrados o notados por los hombres en sus prácticas religiosas. Lo importante es practicar la justicia o santidad delante de Dios. Tres veces aclara Jesús a los discípulos, que el Padre que ve en lo secreto te recompensará. Lo secreto, y lo escondido, se contrapone con la ostentación y notoriedad. La limosna, como obra de misericordia, mira al prójimo, la oración, como dialogo y encuentro, mira a Dios, y el ayuno, como penitencia, mira a uno mismo. La cuaresma es el tiempo favorable, es el tiempo de la salvación, como dice San Pablo en la segunda lectura a los cristianos de Corinto. Por eso estas prácticas son medios, herramientas e instrumentos piadosos, para buscar y mejorar el espíritu de conversión a Dios.

            La cuaresma es también un llamado a la reconciliación. Dirá San Pablo: “Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios.” Para volver a Dios, es importante encontrarse con uno mismo, y con sus pecados, examinar la vida y la conciencia delante de Dios, con simpleza de corazón y sinceridad de espíritu. El salmo 50 presenta la oración compungida del salmista delante de su Señor: “Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos”

            Es fundamental reconocer las faltas o ayudar a reconocerlas. Unas de las dimensiones de la cuaresma es iluminar desde Dios, como la sala oscura de una casa, para ver los rincones de pecado, y la suciedad de faltas que inquietan el corazón, y retomar como el hijo prodigo, la vuelta a la casa del Padre, por el camino de la confesión, a través del ministerio de los sacerdotes. Hay que predicar sobre el sacramento de la reconciliación y animar a confesarse. La primera lectura lo grafica de manera realista y poética: Vuelven a Dios… con ayuno, llantos y lamentos…desgarren su corazón y no sus vestiduras…porque el es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en fidelidad. Que no sea solo algo exterior sino que nazca del interior de un alma enamorada.

Tiempo de propósitos

            Todo esto puede quedar en lindas palabras sino hay un empeño y esfuerzo por cambiar las pequeñas o grandes cosas que como pecados están en la vida, de manera que el agua de Dios no pase sin penetrar la piedra, o las metas y propósitos pensados, sean como una bengala de la noche, que ilumina un instante y luego se queda en un palito quemado. Contamos siempre con la ayuda de Dios, su gracia y el acompañamiento de la Iglesia.

            Cada uno verá lo que en la oración y reflexión de la Palabra le pide a Dios y le inspira el Espíritu Santo. Toquen la trompeta, dice el profeta Joel, para que se despierten los dormidos y se despabilen los perezosos. COMENZAMOS LA CUARESMA. Que sea un poco diferente a la del año pasado. Podré ayunar de palabras, de televisión, de Internet, de dulces, de alcohol, de cigarrillos, y otros, podré orar un poco más, participar en algunas misas, rezar el vía crucis, rosarios, orar con la palabra, podré dar limosnas a los necesitados, visitar a los enfermos y abuelos, ofrecer tiempo en Caritas, tratar mejor a la gente. Cada uno pensará y ofrecerá. Que esta Cuaresma que iniciamos sea realmente nueva, buena y plena.

Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario