Domingo del Corpus Christi. Ciclo C. Domingo 19 de Junio de 2022

Domingo del Corpus Christi. Ciclo C. Domingo 19 de junio de 2022

Gn 14,18-20                               «Bendito sea Abrahán por el Dios altísimo»
1 Cor 11,23-26                           «Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes»
Lc 9,11b-17                                «Denles ustedes de comer»

Evangelio

Jesús habló a la multitud acerca del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados. Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: «Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto.» El les respondió: «Denles de comer ustedes mismos.» Pero ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.» Porque eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: «Háganlos sentar en grupos de cincuenta.» Y ellos hicieron sentar a todos. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirviera a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas.

Comentario 

El hambre del mundo

          La Liturgia de la Iglesia celebra este domingo la Solemnidad del Corpus Christi. Esta fiesta originalmente se conmemoraba el día jueves después de la Santísima Trinidad, en continuidad con ese jueves santo de Jesús, y sus discípulos en la última cena, festejada en semana santa.

La novedad esta en la procesión eucarística, donde la presencia de Jesús Sacramentado, quiere colmar de bendiciones, con sus rayos divinos, y este testimonio público de fe, a las ciudades, pueblos y naciones. Pero también quiere atraer con su calor a los indiferentes, y alejados.

En honor a la verdad, la procesión del Corpus, no reúne tanta gente como una procesión de algún santo popular. Igualmente esta festividad, nos anima a no quedarnos encerrados en las paredes de un templo, sino a manifestar nuestra adoración, gratitud, petición y perdón, al Señor Jesús, que por amor a la humanidad, se quedo escondido realmente en el pan y el vino.

Entrando en el texto del evangelio, vemos como Jesús, sacia, o alimenta el hambre de la multitud, que es hambre de palabra, de salud y de pan. Dice el texto que el Señor hablo a la multitud, devolvió la salud y sació el hambre de alimentos de la gente.

Los gestos y signos que realiza el Señor, prepararan el encuentro con los discípulos en la cena pascual. Pero también recuerdan el maná, alimento milagroso, que sostuvo el hambre del pueblo hebreo en el largo peregrinar por el desierto, hasta llegar a la tierra prometida.

Los apóstoles le dicen al Señor que despida a la gente, para que regresen a sus casas. La sorpresa fue que Jesús les dice: Denles de comer ustedes mismos. Esto es imposible, contando con solo cinco panes y dos pescados.

El quiso que experimentaran la imposibilidad de solucionar esta situación. Jesús toma, como una ofrenda los pocos alimentos, y en sus manos prodigiosas se multiplican. Un detalle importante. El podía realizar el milagro sin la necesidad de los panes y los pescados, pero quiere que el pequeño esfuerzo, tenga parte en el conjunto del suceso. Los milagros de Jesús, no son para beneficio propio sino para los demás.

Los verbos utilizados en este pasaje de San Lucas, son acciones importantes que se volverán a repetir el la ultima cena. Los hizo sentar, tomó el pan, elevó los ojos, pronunció la bendición, lo partió, lo entregó. La misa esta estructura en la liturgia de la eucaristía, en base a estas acciones. La procesión de las ofrendas, la consagración, la comunión.

El Señor hace participar a los apóstoles de este milagro, como instrumentos o ministros del pan. Así los son también hoy los sacerdotes, ministros del sacrificio de la misa, servidores de la comunión.

Termina el relato, diciendo que se recogieron doce canastas, sin desaprovechar nada y mostrando, como signo mesiánico, la abundancia de este inmenso don. Hoy podemos pensar que las hostias consagradas se reservan en el sagrario para la adoración de los fieles y como alimento de vida eterna para los enfermos.

Multiplicar los panes

Se puede pensar que las cuatro operaciones básicas de las matemáticas, aparecen, en este milagro, de la multiplicación de los panes y pescados. Jesús sumo cinco panes más dos pescados, en sus manos se multiplicó, dividió a los comensales sentados en grupo de cincuenta, y restaron doce canastas.

La multiplicación de los panes, prepara no por extensión sino por intensidad, el milagro mayor de la última cena, cuando las manos de Jesús, conviertan el pan en su cuerpo y el vino en sangre, como anticipo de su muerte en la cruz, por la salvación de la humanidad.

En esa especie de celebración al aire libre en el desierto, se observa el orden y la serenidad mantenida por el Señor ante la multitud, como testigos del prodigio.

Necesitamos nosotros, como una lección de pedagogía, sumar los pocos esfuerzos, dividir las tareas, restar los inconvenientes y multiplicar nuestras manos en la oración, junto a las manos de Jesús, para que multiplique sus dones al mundo.

Hoy también el Estado esta llamado a redistribuir las riquezas, para que se multipliquen en aquellos que no tienen para vivir dignamente, o no pueden sostener sus familias con el poco importe de sueldo, o tantas necesidades que cubrir. Se necesita antes administrar bien los recursos abundantes, sin despilfarrarlos en caprichos y egoísmos, con leyes sensatas y justas. Esto es una manera social de vivir el milagro cotidiano de la multiplicación de los panes.

La fuerza del pan de vida

Sabemos que alimentarnos bien y sanamente trae enormes beneficios para la salud. Hoy es un escándalo la miseria, la indigencia, el hambre. Es una vergüenza que camina por las calles. Si esto es fundamental y básico para nuestra existencia, traslademos esta realidad, a la vida espiritual. La comunión eucarística, produce unos efectos similares a los que producen los alimentos. El catecismo lo resume de manera magnifica:

La Sagrada Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo acrecienta la unión del comulgante con el Señor, le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados graves. Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo. Catecismo 1416

            Cuando celebremos la fiesta del Corpus y participemos en la procesión, recordemos que el Señor nos espera siempre en el Sagrario. Con respecto a este tema decía el Papa San Pablo VI

Cristo es verdaderamente el Emmanuel, el Dios con nosotros. Día y noche está en medio de nosotros, habita con nosotros lleno de gracia y de verdad; restaura las costumbres, alimenta las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles, a cuantos se acercan a él los impulsa a imitarlo, para que aprendan con su ejemplo a ser mansos y humildes de corazón y a buscar lo que es de Dios y no lo propio. Todo el que se acerca a la santísima Eucaristía con singular devoción y procura responder con amor generoso a Cristo, que nos ama infinitamente, experimenta y comprende, con deleite y fruto del alma, qué preciosa es la vida oculta con Cristo en Dios y el valor de estarse en coloquio con Cristo; no hay nada en la tierra más grato ni más eficaz para avanzar por el camino de la santidad ( Encíclica Mysterium fidei, 3 de septiembre de 1965).

Pidamos estar unidos en Jesús Eucaristía, Cuerpo de Cristo, a la Iglesia,  y los hermanos, Cuerpo Místico de Cristo

Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario