Domingo 26°. Tiempo durante el Año. Ciclo C. Domingo 25 de Septiembre de 2022

Domingo XXVI. Tiempo Ordinario. Ciclo C. Domingo 25 de septiembre de 2022

Am 6,1.4-7                     ¡Ay de los que se sienten seguros en Sión!. Acostados en lechos de marfil

1 Tim  6, 11-16               Hombre Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad

Lc 16, 19-31                   Has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males

Evangelio

Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan. Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quisieran pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí. El rico contestó: Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento. Abraham respondió: Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen. No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán. Pero Abraham respondió:  Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán 

Comentario

El rico y el pobre Lázaro, una parábola actual

Esta parábola tan impresionante, viene como encadenada a las otras que se presentaron en los domingos anteriores y que hacen relación con los bienes materiales o el dinero. La del hijo pródigo, que dilapidó la herencia de su padre y volvió a su casa arrepentido, la del administrador deshonesto, que con astucia arregla con los deudores, para que lo reciban en su casa o pueda tener otro trabajo; y esta, que es conocida como la del rico epulón (persona glotona o comilona) y la del pobre Lázaro. En el se cumple la sentencia del Señor: No se puede servir a Dios y a dinero. En este caso el rico sirvió al dinero o lo convirtió en su dios, su amo, su amor, su locura, su esclavitud. Por lo tanto su corazón se oscureció, se endureció y se insensibilizó con el prójimo.

El texto no dice su nombre, pero si menciona el del pobre, como dando a entender que conocemos los nombres de los santos pero no de los condenados. Pero reconocemos que en este mundo, las cosas son al revés, conocemos más nombres de hombres ricos y famosos que de hombres pobres. Su vida era escandalosa, era como un insulto, una afrenta para los pobres, ya que vestía fastuosamente y comía con espléndidos banquetes. Su vida era una total avaricia.

El evangelista San Lucas, el único que trae este pasaje, muestra el abismal contraste entre el rico y el pobre. Lázaro estaba tirado, llagado, lastimado, enfermo y hambriento. Solo lo visitaban los perros, que son los que curan sus heridas y lo cuidan. Lo dramático es que estaba a la puerta del rico y nadie hacía algo por el. Es el escándalo de la miseria. No es novedad que este evangelio tenga tanta actualidad, porque hoy también hay nuevos Lázaros en nuestro mundo, con nombre y apellido, y podemos extender esta realidad a pueblos y poblaciones miserables. Como decía el Papa{Emérito Benedicto XVI: «También en Occidente, donde crece constantemente la distancia entre pobres y ricos». (Discurso en Aparecida).

El infierno existe

Este terrible contraste que se dio en el mundo, ahora se invierte en la otra vida. Ambos mueren, que es el destino universal de todo hombre, y las cosas cambian. El sufrimiento del pobre se torna en dicha, y la opulencia del rico, en tormento. A Lázaro lo visitan y lo llevan los ángeles, para que ahora goce y descanse, en el seno de Abraham, figura del paraíso. Al rico, lo ángeles no lo visitan. El rico, paso de su paraíso artificial y mudando, al infierno, el pobre Lázaro, paso de su infierno en la tierra al verdadero paraíso prometido.

El cuerpo de Lázaro esta como muerto, pero no su alma, vivía resignado en su vida, sin quejarse por su pobrísima situación. El cuerpo del rico estaba espléndido, pero su alma estaba muerta y vacía. Y esto es decisivo. Lo dirá también Jesús. De que le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma.

Estando en el lugar del tormento el rico hace lo que no hizo en la tierra. LEVANTA LOS OJOS, lo que no había hecho con el pobre, ni lo miró, ni ayudó, pide lo que él no tuvo: PIEDAD, y lo que no dio, AGUA, y LLAMO al que nunca invitó, a Lázaro. Pero ahora es tarde. Se terminó el tiempo de la vida, el tiempo de merecer, el tiempo de la misericordia. Y cae la sentencia a su propia elección. ¿Cómo puede cambiar la historia, después de la muerte? El rico estaba sentado y el pobre tirado, ahora es el rico el que esta tirado y Lázaro sentado, antes era el pobre el que pedía al rico, y ahora es el rico el que pide al pobre, aquel unas migajas y este una gota de agua. La sentencia es definitiva.

Esta parábola viene aclarar tres errores de ese tiempo: 1. el que la riqueza era signo de prosperidad y la pobreza signo de castigo divino. 2. La existencia de la supervivencia del alma después de la muerte y el juicio personal. 3. La realidad y descripción del infierno.

Y ahora ¿Qué tenemos que hacer?

El evangelio cita una palabra importante: Recuerda. Es decir examina, piensa, evalúa lo que hiciste en la tierra. Tu recibiste bienes sin compartirlo, Lázaro males, ahora tu recibes el tormento y él consuelo. Entre el cielo y el infierno no hay reconciliación, se abre un gran abismo. No hay pasillos ni puentes para pasar. Eso se podía hacer en la tierra. Aquí es imposible. Al darse cuenta, pide el Rico, que envié a Lázaro para advertirles a su padre y hermanos de esta posibilidad. Pero Abraham responde que tienen a Moisés y a los profetas, tienen las Escrituras, tienen los mensajeros de Dios, que los escuchen. Pero insiste en que si ven a un muerto resucitado van a creer. Pero Abraham responde, que ni si resucita un muerto creerán. Así ocurrió con Jesús, que resucitó de entre los muertos y no creyeron, al igual que en las resurrecciones que el realizó. El misterio de la libertad humana y la cerrazón del corazón, chocan con el milagro. Dice el catecismo de la Iglesia Católica : Morir en pecado mortal, sin estar arrepentido, ni acoger la misericordia de Dios, significa permanecer separados de El, para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados, es lo que se designa con la palabra infierno (N. 1033)…La pena principal del infiernos es la separación de Dios (N. 1035)… este es un llamado a la responsabilidad y a la conversión…Dios no predestina a nadie al infierno. (N. 1036- 1037)  Dirá el Dante Alighieri en la Divina Comedia, hablando del infierno: «Los que entráis aquí abandonad toda esperanza»

Por eso es importante volver a recuperar la predicación de los novísimos, las cosas últimas. Decía un predicador: «Muerte, juicio, infierno y gloria, tenlo siempre en tu memoria». En este sentido puede decirse que la predicación del infierno ha salvado a muchas almas.  El infierno es garantía de la libertad humana. No es un invento de la Iglesia, sino la condición de la libertad moral del hombre, que puede aceptar o rechazar a Dios. Dijo el Papa San Juan Pablo II, en el libro, «Cruzando el umbral de la esperanza»: El Dios que es amor, es también justicia definitiva. ¿Pueden quedar impunes estos terribles crímenes? (los campos de concentración Nazi). El infierno ¿No es la última tabla de salvación humana?

Oración: Oh, Jesús mío, perdónanos nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno y socorre especialmente a las almas más necesitadas de tu misericordia. (Virgen de Fátima a los pastorcitos)

Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario