Prov 9,1-6 “Coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé”
Ef 5, 15-20 “Traten de saber cuál es la voluntad del Señor”
Jn 6, 51-59 “Mi carne es la verdadera comida, y mi sangre la verdadera bebida”
Evangelio
Jesús dijo a los judíos:
«Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
El que coma de este pan vivirá eternamente,
y el pan que Yo daré
es mi carne para la Vida del mundo».
Los judíos discutían entre sí, diciendo: «¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?»
Jesús les respondió:
«Les aseguro
que si no comen la carne del Hijo del hombre
y no beben su sangre,
no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene Vida eterna,
y Yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida
y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí
y Yo en él.
Así como Yo,
que he sido enviado por el Padre que tiene Vida,
vivo por el Padre,
de la misma manera, el que me come
vivirá por mí.
Éste es el pan bajado del cielo;
no como el que comieron sus padres y murieron.
El que coma de este pan vivirá eternamente».
Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaúm.
Comentario
El vino nuevo
En este domingo, continuando el capítulo sexto del evangelio de San Juan, sobre el discurso del pan de vida, la liturgia presenta un elemento nuevo a la catequesis del Señor. El vino.
La primera lectura, presenta bajo la figura del banquete, los dones de Dios para la humanidad, concretados en el pan y el vino. Así dice el libro de los proverbios
“Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé”
En la celebración de la misa, al comenzar la liturgia de la Eucaristía, se presentan los dones, de pan, vino, y agua, junto con las ofrendas. Dice la Instrucción de Misal Romano:
“Se traen las ofrendas: el pan y el vino, que es laudable que sean presentados por los fieles… También pueden recibirse dinero u otros dones para los pobres o para la iglesia, traídos por los fieles o recolectados en la iglesia, los cuales se colocarán en el sitio apropiado, fuera de la mesa eucarística”. (Nº 73)
Siempre es importante mantener este orden, el pan, el vino (y el agua en las vinajeras, aunque no se especifique en la procesión de las ofrendas) y luego el dinero u otros dones, (no presentar cosas simbólicas, como cuadernos, que se van a devolver).
El pan, representa el trabajo, el vino, la alegría, el agua, la vida, dones de Dios, frutos de la tierra y del trabajo del hombre, junto con el dinero, que la limosna para el ministro, el culto y los pobres. De este modo acompañamos con este sentido la procesión de las ofrendas, depositando y ofreciendo espiritualmente, asociados a la misa, como pueblo sacerdotal, nuestro trabajo, nuestras alegrías, nuestra vida y nuestro aporte material.
La segunda lectura hace referencia nuevamente al vino, que alegra el corazón del hombre, como dice el salmo 104 (v. 15) pero advirtiendo su abuso, hoy presente también en nuestro mundo, con altos índices de alcoholismo y otras adiciones:
“No abusen del vino que lleva al libertinaje; más bien, llénense del Espíritu Santo”
El Cardenal Cantalamessa cuenta una interesante historia de cómo salir del alcoholismo:
Actualmente existen muchas iniciativas de recuperación entre las personas con problemas de alcoholismo. Procuran emplear todos los medios sugeridos por la ciencia y la psicología. No se puede sino alentarlas y sostenerlas. Pero quien cree no debería descuidar también los medios espirituales, que son la oración, los sacramentos y la palabra de Dios. En la obra El peregrino ruso se lee una historia cierta. Un soldado esclavo del alcohol y amenazado con ser licenciado fue a un santo monje a preguntarle qué debía hacer para vencer su vicio. Este le ordenó que leyera cada noche, antes de acostarse, un capítulo del Evangelio. Él consiguió un Evangelio y comenzó a hacerlo con diligencia. Pero al poco volvió desolado al monje a decirle: « ¡Padre, soy demasiado ignorante y no entiendo nada de lo que leo! Déme otra cosa que hacer». Le respondió: «Sigue solamente leyendo. Tu no entiendes, pero los demonios entienden y tiemblan». Así lo hizo aquél y fue liberado de su vicio. ¿Por qué no intentarlo?
San Pablo, también nos da elementos para que la misa sea un encuentro festivo, marcado por las lecturas y el canto:
“Cuando se reúnan, reciten salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y celebrando al Señor de todo corazón”
Tiene vida eterna
La misa, no solo tiene un carácter festivo, es banquete de comunión, la fiesta dominical, la invitación a alimentarnos con el pan de la palabra y el pan de la eucaristía, sino también un carácter sacrificial, que se expresa en las palabras de este pasaje de San Juan.
Por eso ahora Jesús, añade a este discurso, algo que escandaliza a los judíos, que interpretan en sentido literal sus palabras: el pan será su carne y el vino su sangre. Así dice el texto:
“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él”.
Si Jesús vino para dar vida y darnos en abundancia, aquí se cumple perfectamente su palabra. Busco y encontró un modo divino y humano de acercarse a nosotros, a través de elementos comunes, como el pan y el vino, para esconderse y quedarse vivo y glorificado. Se hace comida y bebida espiritual, para calmar nuestra hambre y saciar nuestra sed de Dios y de Vida. La carne del hijo del hombre será entregada y la sangre será derramada, aludiendo al misterio de la cruz, que anticipa el jueves santo, cuando instituya el misterio eucarístico, con el pan y el vino, dentro de la cena pascual. Por eso al decir carne, estamos hablando de su cuerpo, su vida, al decir sangre, estamos hablando de sufrimiento y muerte. El misterio pascual se realiza en Jesús, vida y muerte.
Si ha habido milagros eucarísticos que confirman la realidad de la carne y la sangre del Señor, misteriosamente pero realmente bajo las especies de pan y vino, (como el de Bolsena) también ha habido y hay sacrilegios eucarísticos.
En tiempos de Felipe II, en tierras de Flandes, estando en guerra los católicos con los protestantes, un hereje protestante, en el saqueo de la Catedral de Gorkum, a 15 kilómetros de LA HAYA, abrió el sagrario y tiró al suelo las formas consagradas dando un pisotón a una con su bota de clavos. Al instante brotaron en ella tres gotas de sangre. Atónito se convirtió al catolicismo y se hizo franciscano. Esa Sagrada Forma la trajo a España por el P. Martín de Guzmán, Provincial de los Agustinos, y se conserva incorrupta en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial.
Jesús comunica su vida divina, a través de la comunión, de manera que cuando nos alimentamos con su cuerpo y con su sangre, él nos incorpora a nosotros, al revés de lo que sucede con los alimentos, que nosotros lo integramos a nuestro cuerpo.
Vamos a pedirle al Señor en este domingo, que nos de esa capacidad de asombro y de gratitud por quedarse entre nosotros, por puro amor, para que tengamos vida nueva.
Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario