1° de enero 2024 – SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS. Ciclo B. J. M. de la Paz

Nm  6, 22-27                  “Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré”

Gal  4, 4-7                      “Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer”

Lc  2, 16-21                    “Encontraron a María, a José y al recién nacido”

Evangelio

Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.

Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.

Comentario

El grito: mama

            La Iglesia católica celebra el primer día del año, la solemnidad de María, Madre de Dios, fiesta litúrgica que anteriormente se festejaba el 11 de octubre, como día de la madre, y que pasará al tercer domingo de octubre, recordando la proclamación del dogma mariano en la ciudad de Éfeso, en el año 431, donde los padres Conciliares la llamarán la Theotokos.

            La misión de la madre o su realidad materna es muy fuerte en la sociedad. Creo que la mejor estampa de una mama es cuando tiene en sus brazos a su propio hijo. La relación con los hijos es tan vital, estrecha y amorosa, que los niños cuando se encuentran en dificultades gritan o llaman a la madre. Como experiencia personal, cuento que, visitando personas mayores, en hogares de ancianos, he escuchado, dentro de la edad, achaques de la enfermedad y de los olvidos, llamar también a la madre. Podríamos extender el cuadro a otros casos, o situaciones. Solo agrego uno más. En una toma de rehenes, acorralado por la situación el delincuente, pidió como condición de entrega, ir a buscar a su mama.

            También en la Iglesia, Dios ha querido elegir el camino de la maternidad para enviar a su Hijo Jesucristo al mundo, preparando en María, una Madre Inmaculada, Virgen y Santa.

            Luego de contemplar y meditar el acontecimiento del nacimiento de niño Dios, en el pesebre de Belén, ahora nuestra mirada se centra, en la Madre de Dios, nuestra Señora. Ella recibe, junto a su esposo San José, la visita de los pastores, como un presagio de la misión de su Hijo, el Buen Pastor, que, asombrados y contentos, comienzan a divulgar el suceso en el pueblo. Y María, conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón, recordando la dicha de su misión y el don de su maternidad.

            Hoy queremos unirnos a tantas madres corajes y heroicas que llevan adelante el hogar y la educación de los hijos, sin miedo a planificar una familia numerosa, de acuerdo a la ley de Dios, y los métodos naturales de procreación, sin necesidad de recurrir a los caminos ilícitos de los métodos artificiales de trasmisión de la vida. Nuestra oración también por las madres que han perdido embarazos, o bebes pequeños, y las que tienen hijitos con problemas de salud.

            No podemos de dejar de mencionar el drama equivocado del aborto, donde se causa la muerte de un niño en gestación, privando del don de la vida, a quien tiene derecho a nacer.

            Es misión de los estados proteger y ayudar a las familias, con diferentes recursos sociales y económicos, en el hermoso tiempo del embarazo y del nacimiento, en particular a los más pobres e indigentes.

            Que los niños puedan ser cuidados con amor y esmero, como María, que lo recostó en su pesebre, un lugar humilde, pero que ella lo convirtió en digno y limpio. Desearía narrar un sencillo testimonio. Antes de la navidad, con un grupo de laicos de la cofradía, fuimos a visitar la maternidad Martín de Rosario, para llevar un poco de compañía y buenos augurios de navidad a las parturientas y a las mamas, llevando pañales y ajuares para los bebes, que habíamos pedido a la feligresía de la parroquia Santa Rosa.  Fue emocionante compartir ese momento y la reciprocidad de gratitud de las familias, que nos conmovimos todos. Realmente cuanto se puede hacer con poco, y cuanto se recibe de los demás.

El tiempo de Dios

            Estamos por estrenar un nuevo año, que Dios nos regala. El año viejo ya pasó a la historia, pero también nos dejó su lección. Es oportuno, pensar en los hitos más importantes del año pasado, para agradecer, pedir perdón, rectificar, y renovar propósitos, metas y proyectos.

            Nos damos cuenta de que la vida pasa, fluye, y que estamos en las manos providentes de Dios, Señor del tiempo y de la historia, sin necesidad de creer en falsas profecías apocalípticas, como la de los mayas, que anunciaban en su calendario, que el 2012 era el año del fin del mundo.

             Luego del nacimiento del niño Jesús, los padres, como era costumbre entre los hebreos, a los ocho días, lo circuncidaban (que era cortar circularmente una porción del prepucio del niño) y le ponían el nombre. En el caso de Jesús, su nombre, no fue decido por los padres, sino por el mismo Dios, a través del anuncio del ángel. Su nombre es su misión, ya que Jesús, significa Yahvé salva, o Salvador.

            La Iglesia inicia el año civil, no el litúrgico, en el nombre de Jesús, y con la intercesión de su Madre, acompañados de la bendición de los sacerdotes, como lo hacían lo hijos de Aaron con su pueblo. Así lo expresa la primera lectura:

            «Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.»

            Rogamos a Dios por nuestra patria en el comienzo del año, y por todos sus habitantes, y por los que comenzarán sus vacaciones, para que no se olviden de Dios y de sus compromisos religiosos, la misa, la oración, la lectura espiritual y la vida familiar.

            Lamentablemente las estadísticas indican, que también el fantasma de la muerte se hace presente con los accidentes en las rutas, que enlutan la vida del país. Esperamos que pidan la protección de Dios, dejando para cada uno pueda leer, el texto de los diez mandamientos del conductor, que la Santa Sede, público en junio de 2007:

El decálogo

1. No matarás.

2. La carretera sea para ti un instrumento de comunión entre las personas y no de daño mortal.

3. Cortesía, corrección y prudencia te ayuden a superar los imprevistos.

4. Sé caritativo y ayuda al prójimo en la necesidad, especialmente si es víctima de un accidente.

5. El automóvil no será para ti expresión de poder y dominio y ocasión de pecado.

6. Convence con caridad a los jóvenes y a los que ya no lo son a que no se pongan al volante cuando no están en condiciones de hacerlo.

7. Brinda apoyo a las familias de las víctimas de los accidentes.

8. Reúne a la víctima con el automovilista agresor en el momento oportuno, para que puedan vivir la experiencia liberadora del perdón.

9. En la carretera ampara al más débil.

10. Siéntete tú mismo responsable de los demás.

Seguramente este será un año nuevo, lleno y pleno de cosas. Que podamos aprovecharlo. Que nosotros también como Pablo, nos sintamos y seamos mejores hijos del Padre de los cielos, y podamos unirnos a las palabras del Apóstol, en la segunda lectura de la Misa:

“Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abba!, es decir, ¡Padre!”

            Como todos los años nos despedimos con el mensaje del Papa Francisco para la 57° jornada mundial de la Paz, que tiene como lema: Inteligencia artificial y paz

Feliz Año Nuevo. Mi bendición para todos y cada uno en el regalo de Dios para este 2024

Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario