Domingo 5° del Tiempo Pascual. Ciclo A. Homilía. 10 de Mayo 2020

Domingo 5º de Pascua. Ciclo A. 

 

Hc 6, 1-7          “Eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo”

1 Pe 2, 4-9       “Ustedes, son una raza elegida, un sacerdocio real”

Jn 14, 1-12      “Yo soy el camino, y la verdad y la vida”

Evangelio

Jesús dijo a sus discípulos: No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy. Tomás le dijo: Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino? Jesús le respondió: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta. Jesús le respondió: Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?  Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.

Comentario 

Una nueva casa

            No se inquieten: En este discurso de despedida, dentro del contexto de la última cena, Jesús anuncia la traición de Judas, las negaciones de Pedro, y su muerte o partida. Dice el versículo 33, que no aparece en el texto: No estaré mucho tiempo entre ustedes. El Señor reconoce la inquietud y tristeza de los apóstoles. Así comienza el pasaje del evangelio de este domingo. Ante esa situación de los apóstoles, los invita y los moviliza a confesar con firmeza la fe en Dios Padre y en El: Crean en Dios, y crean en Mí. Estas palabras pueden resonar hoy en nuestros corazones cuando pasamos por momentos de incertidumbre, desilusión, aflicción y oscuridad. Es la oportunidad de volver a confiar en Dios y volver asumir en nuestro vida, la oración del Credo, que rezamos en la misa. Ahora hay que pasarlo al corazón y no tenerlo solo en la boca.

En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones: Uno de los dramas y angustias de muchos argentinos, es la imposibilidad de llegar a tener la vivienda propia. Más aun, hay tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones infrahumanas, y deplorables, en ranchos de cartón, de chapa, de paja y adobe, sin mencionar a los que su único refugio es vivir en la calle. Esta una de las grandes deudas sociales del país. Pero esta realidad con la que convivimos a diario, nos debe impulsar y motivar a la imaginación de la solidaridad, como la cara visible de la caridad cristiana, uniendo esfuerzos, peticiones, reclamos y creatividad, a los que ya se vienen realizando. ¿A que viene todo esto? Es que Jesús no tiene problemas de vivienda en el cielo. Hay lugar para todos y las puertas están abiertas. El será el primero en prepararnos el lugar, cuando resucite y suba a los cielos. De parte nuestra, con la ayuda de Dios, esta en conquistar el paraíso acá en la tierra, para llegar a la nueva casa del Padre.

Volveré para llevarlos conmigo. El misterio de la muerte, desde la pascua de Jesús, tiene otro sentido. Es un paso, un sueño y un viaje. Es la pascua, el paso de este mundo, al mundo de Dios, donde nos espera el juicio personal. Un sueño, donde nuestros ojos se cierran definitivamente, esperando abrirlos, por su misericordia, delante del Señor, habiendo experimentado el sueño de nuestro descanso. El viaje, hacia la vida eterna, teniendo toda la documentación espiritual para el ingreso, la gracia de Dios y la compañía de las buenas obras. La muerte, como se dice, es un cambio de domicilio, un cambio de casa. No podemos imaginar lo que es el cielo, lo que Dios tiene preparado para aquellos que le aman, pero si creemos que el cielo ya se empieza a gozar como un anticipo, en el corazón del que vive en comunión con la Santísima Trinidad y con los hermanos.

Jesús, camino, verdad y vida

A la pregunta del Apóstol Tomás, no sabemos a dónde vas, como vamos a conocer el camino, Jesús revela, y se autoproclama: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre sino por Mí.

Yo soy el camino: En el lenguaje común se habla de personas extraviadas, para decir que están perdidas o no conocen el camino de regreso. También se escucha hablar que esta persona va por mal camino, cuando su vida esta transitando por la senda del mal y del pecado. Pero cuando alguien encontró a Jesús en la vida, y se convirtió a Él, como una oveja descarriada, vuelve la alegría al corazón, y en el rebaño del buen pastor, que es la Iglesia, se suma un nuevo hermano. Jesús es el Camino, y el caminante, que acompaña a su pueblo, como a los discípulos de Emaús. En este viaje hacia la vida eterna, el Señor dejó grabadas sus huellas, en el camino del cumplimiento de la voluntad del Padre, que lo llevó al vía crucis de su pasión, para morir, resucitar y vivir para siempre junto a la humanidad, e interceder por ella. También señaló el camino, cuando funda su verdadera Iglesia, en la roca de la fe de Pedro. Así se expresa la segunda lectura, donde los cristianos somos las piedras vivas de este edificio espiritual: También ustedes, a manera de piedras vivas, son edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.

Yo soy la verdad. En este mundo donde prevalece la tiranía del relativismo, como se expresó el Papa Benedicto XVI, y no existen verdades morales estables y permanentes, sino que se acomodan a la subjetividad y consenso popular, el Señor afirma la verdad de su palabra, de sus promesas, de sus mandamientos, de sus bienaventuranzas y de sus enseñanzas. Es el Logos, la Palabra, donde tenemos que mirarnos como en un espejo, como una luz, para que irradie e ilumine la oscuridad de nuestras mentes. Ante tantas mentiras y engaños, la Iglesia es oyente y servidora de la palabra, y se hace eco de la voz de Dios, con las voces de los pastores de la Iglesia, como los nuevos altoparlantes de nuestro mundo. Por eso este ministerio es propio de los apóstoles y sus sucesores, los Obispos. De esta manera se expresa la primera lectura, cuando los discípulos, tienen que designar a los siete diáconos, para no descuidar la oración y la enseñanza. Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas.

Yo soy la vida. La Iglesia proclamó el 2011, como el año de la vida, ante las amenazas que sufre, toda vida, y todas las vidas, anunciando el evangelio de la vida y la cultura de la vida. El aborto es matar la vida naciente, que comienza desde la concepción. Ante las inminentes elecciones, de este domingo 22 de mayo, primarias, obligatorias y provinciales, los electores tendrán que analizar quienes son los candidatos que están a favor de la vida, y contra el aborto, de  aquellos que lo defienden e intentan despenalizarlo y que en conciencia no se podrían votar. Jesús vida, es la vida, y trae la vida al mundo, entregándola en la cruz por amor al mundo. El ha venido para tengamos vida y la tengamos en abundancia. Esta vida se nos comunica por los canales de los sacramentos. Dice el compendio del catecismo: Los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, a través de los cuales se nos otorga la vida divina. (Nº 224) Jesús es el sacerdote de los misterios que se celebra la Iglesia, porque cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza.

Jesús como Pastor, es el camino, como Maestro, es la Verdad, y como sacerdote, es la Vida. Por el bautismo, también nosotros somos, guías o pastores, para dejarnos conducir por el Señor y orientar a otros en el camino de la fe. Somos profetas, como el que anuncia, denuncia y renuncia, según el evangelio, y ministros de la palabra, de la catequesis, de la evangelización, del kerigma y de la vida.  Somos sacerdotes, con el sacerdocio común de los fieles, distintos del ministerial, para ofrecer, como dice San Pablo, ofrendas espirituales a Dios, interceder por los hermanos, y participar en los divinos misterios, o en las celebraciones de la Santa Misa.

Oración: Pidamos al Señor, que nos abierto la puertas de la vida eterna, y el camino hacia la casa del Padre, a descubrir la fuerza de la palabra de Dios, que alimenta e ilumina la fe, la esperanza y la caridad, y vivirla como entrega, como solidaridad, como respuesta a los que no tienen ganas de vivir o están desilusionados en su existencia. Señor, que pueda ser instrumento y no obstáculo, para abrir caminos, para decir verdades y proteger las vidas. Amen

 

Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario